sábado, 13 de octubre de 2012

Camino de Levante Portugués: Epílogo

Dos países, cinco comunidades autónomas, doce provincias e innumerables pueblos y localidades. Ha sido rápido decir la frase anterior pero fueron en total 1250km en 16 días de esfuerzo.

Este camino ha tenido varios aspectos que me han decepcionado. Vamos a irlos analizando.

Lo primero ha sido el trazado. Antes de escogerlo nos informamos mediante todas las fuentes posibles de si incluíría muchos km por asfalto. Todo parecía indicar que no y efectivamente así fue pero a pesar de ello el trazado me decepcionó. De los 1250km posiblemente más de 500km fueron por pistas agrarias: planas y anchas pero no sólo aburridas sino muy incómodas. El problema es que estaban con muchísimos pequeños baches debido al paso de los tractores que hacía que rodar por ellas fuera como hacerlo por encima de una patata matutano. Buena prueba de lo poco apropiada que es esta superficie para rodar son los 9 radios de nuestras ruedas que perecieron ante la constante vibración además de mi portabultos que llegó a Santiago con los dos soportes laterales rotos.

Otro punto decepcionante es la tremenda soledad y falta de ambiente peregrino. Ya que eran etapas largas sin albergues en medio esperaba no ver a demasiados peregrinos caminantes pero lo que no esperaba era no ver a ningún bicigrino durante más de 800km. Esto hizo que me faltara ese aspecto tan importante en el camino que es el interactuar y conocer otra gente.

Finalmente a este trazado le faltan lugares míticos. Los otros caminos tienen sitios de los que oyes hablar a todos los que los hicieron, sobre los que lees en infinidad de páginas y de los que memorizas mil y una fotos. Esos sitios mágicos que cuando llegas a ellos por primera vez es como si ya hubieras estado allí. En el camino francés hay muchísimos pero destacan la fuente del vino, la Cruz de Hierro y por su puesto el Cebreiro. En el camino primitivo tenemos la famosa etapa de Hospitales y el puerto de Palos. En la vía de la plata El Calvario, el puerto de Béjar y el mágico bar de Alberguería. En el camino portugués recuerdo claramente Ponte Lima y el paso de la frontera.
Sin embargo en el camino de levante lo más destacable son las ciudades. Albacete nos coincidió en fiestas y estuvo realente bien, Toledo es sencillamente impresionante y Ávila es pequeña pero bella. Además de eso poca cosa que destacar si obviamos el paso por la localidad del Toboso por la razón evidente.

De todas formas no todo fueron aspectos negativos y para nada me arrepiendo de hacerlo ya que también tuvo muchas cosas buenas.

Lo primero es que no había estado nunca en Castilla la Mancha. Este camino me ha valido para conocerla. y empaparme de sus pueblos, sus paisajes y sus mil y una referencias al Quijote. Uno se llegaba a sentir un poco Quijote (en mi caso más bien Sancho Panza) pedaleando junto a los famosos molinos de viento y a viejos castillos veteranos de mil batallas.

Lo segundo es que atravesar de punta a punta la península nos sirvió para ver cómo va cambiando el paisaje y los cultivos. Partimos de inmensos bosques de naranjos para irnos adentrando en arrozales que dieron paso a extensos campos de maiz y trigo. Tras ellos tomaron protagonismo los girasoles y los oceanos de olivos salpicados por algún que otro mar de viñedos. Finalmente apareció casi de improviso el bosque gallego con su belleza sin par. Además al juntarse los km con la época del año experimentamos en pocos días tanto el calor agobiante del octubre veraniego mediterrano como la humedad y helada matutina del octubre otoñal gallego. Sinceramente si tengo que escoger prefiero lo segundo ya que al menos puedo estar en la calle a cualquier hora del día y por la noche dormir a gusto.

Finalmente el tercer apartado es que hemos hecho algo que ya poca gente tiene en su haber. Muchísima gente ha hecho el tramo final del Camino Francés desde el Cebreiro. También mucha ha realizado el camino de verdad comenzándolo desde Roncesvalles. Un número ya mucho menor ha batido la marca de los 1000km llevando a cabo la Vía de la Plata. Sin embargo ya muy poca gente puede decir que haya atravesado la península Ibérica por sus propios medios elevando el listón hasta los 1250km . Para decir la verdad es agradable sentirse un poquito especial de vez en cuando.

Este fue mi sexto camino de Santiago tras el  Francés (x2), Portugués, Primitivo y Vía de la Plata. Con el de Levante-Portugués suman en mis piernas unos 4000km peregrinaje. Han sido muchos días de madrugones, de sudor, de vivir con lo mínimo. Todo siguiendo siempre la misma meta: Santiago. Tantos caminos han hecho perder un poco la magia de llegar a la plaza del Obradoiro. Esta vez fue la menos emotiva ya que fue el camino de la soledad y de lontananza (todo quedaba en el horizonte). Creo que en ningún momento llegué a sentir realemente el espíritu del camino. Además han sido muchos kilómetros por las Castillas que tendrán cosas buenas pero desde luego para quien le guste el BTT son la antítesis total. Por ello estoy seguro que si las circunstancias económicas me lo permiten el año que viene haré otra travesía larga pero dudo mucho que ya sea en dirección a Santiago.

De todas formas ya dije el año pasado que sentía que había colgado la concha y el resultado fue el camino de Santiago más largo que se puede hacer dentro de la península. Por tanto el futuro está por escribir y espero hacerlo en este blog. Hasta entonces sólo despedirme con el saludo del peregrino. ULTREIA E SUSEIA.